martes, 1 de diciembre de 2015

José Martí se confiesa antes de morir


Por  Arnoldo Fernández Verdecia. 

Un 18 de mayo de 1895, José Martí comienza la histórica carta al mexicano Manuel Mercado, escrita en Dos Ríos, lugar del municipio Jiguaní, actual provincia Granma. Se trata de un texto estremecedor, que ha recibido innumerables valoraciones en su estudio. Sobre el tratamiento de esta zona de la biografía martiana propongo desarrollar nuestro acercamiento. 

En la obra martiana la carta inconclusa a Manuel Mercado tiene valor testimonial, si nos guiamos por el criterio de amistad que los unió durante veinte años, en su mayor parte alimentados por la correspondencia, Mercado puede considerarse un “caso paradigmático”  entre  los destinatarios que tuvo José Martí. 

¿Qué criterios han prevalecido en su análisis?  

En los estudios de la carta inconclusa,  los elementos de convergencia entre cada uno de los autores son: ubicarla como el testamento político de José Martí; sobresalen en el mismo Gonzalo de Quesada, Carlos Rafael Rodríguez, Ibrahín Hidalgo, Cintio Vitier y Luis Toledo Sande . 

Otro de los criterios compartidos es el que remite al escrito como la máxima expresión de sus confesiones  ideológicas; en torno a éste se agrupan: Julio Le Riverend, Fina García, Jorge Ibarra, Salvador Morales y Mercedes Santos Moray . 

La otra posición, lo concibe como la mejor explicación  de su estrategia política, en este orden se destacan: Jorge Mañach, Juan Marinello, Ángel Augier, Armando Hart, Roberto Fernández Retamar y Antonio Núñez Jiménez .

¿En qué se  basan uno u otro autor para ubicarla de la forma en lo hacen, en cada caso?

El considerarla testamento político tiene un sentido metafórico, pues no remite al sentido que porta el acto de testar, alude más bien a la forma en que se ha recepcionado el texto luego de su muerte, pues muchas de las claves políticas de su ideario se encuentran implícitas en sus líneas. 

Lo anterior corrobora puntos centrales que en escritos anteriores había concebido: el lugar de la independencia de Cuba en América, su logro mediato como condición estratégica para salvar el decoro de las repúblicas latinoamericanas, ante el formidable vecino yanqui; y la forma viable de gobierno que debe tener la guerra de los cubanos, para lograr tales fines.

El hecho de que sea un referente habitual su uso,  no demerita su funcionalidad  en el contexto de recepción durante la Revolución Cubana, pues se ha convertido en un símbolo de condensación histórica que funciona coherentemente en las redes sociales institucionalizadas,  a través de las cuales transcurre el flujo comunicativo de las instancias intelectuales, encargadas de instrumentalizar una determinada selección de la obra de Martí; no interesa si en verdad testó o no, lo que interesa es la forma en que ha sido acomodado el modo de referirse al mismo circunstancialmente.

Los autores seleccionados responden a un compromiso de orden moral con los sentidos éticos que le confirió la Revolución a este documento, de ahí que nos parezca importante plantear que todos producen su criterio, desde lo que llamamos intelectualidad orgánica encargada de fundamentar el Martí antimperialista que  necesitaba y necesita Cuba, dada las circunstancias que vivía y vive, como país socialista en el “Continente Americano”. 

Los autores que la ubican como la máxima expresión de sus confesiones ideológicas, lo hacen más bien  urgidos por la necesidad de darle algunas aclaraciones a la actuación antimperialista de Martí en el “Continente Americano”, pues en textos anteriores no lo había hecho de la forma tan clara, como  lo dijo a Mercado  en el inconcluso escrito: evitar a tiempo con la independencia de Cuba la expansión territorial y económica del naciente imperialismo yanqui.

De hecho, la forma en que está redactado nos asoma al sentido confesional en que se lo escribe a su paradigmático amigo político, acostumbrado a intercambiar ideas de esta índole con Martí a través de la correspondencia. La funcionalidad del sentido confesional otorgado al mismo por éstos estudiosos, debe explicarse a partir de la inexistencia de una estrategia política de enfrentamiento al imperialismo yanqui en la obra de Martí, de forma articulada, con rostro visible, para guiar el proceso independentista en el que se vieron inmersos los cubanos.

El resto de los autores que la enmarcan como la mejor explicación de su estrategia política, tiene puntos coincidentes  con  los que le otorgan el sentido confesional, pero más bien lo que pretenden es resaltar los propósitos martianos esbozados en el Manifiesto de Montecristi, que de manera ejemplar aparecen en esta misiva, pues asume la guerra de Cuba como una guerra de independencia americana, en la que no puede haber demoras, pues dado su carácter de observador y analista, sabe lo que se desencadenará  en lo que llama "Norte revuelto y brutal que nos desprecia". 

Estas son las razones que llevan a los mencionados estudiosos, a darle un sentido estratégico a las ideas del  texto, dada la dimensión del hecho americano que vive Martí, que se aviene perfectamente con los sentidos latinoamericanistas que ha cobrado la Revolución en el “Continente Americano” en los momentos actuales; y el lugar que ocupa este eje, en las relaciones internacionales del Gobierno Cubano.

Las tres formas de referirse al documento inconcluso de José Martí a Manuel Mercado, obligan a una síntesis final, en la que modestamente expresamos nuestro criterio, a partir de la tradición historiográfica que ha predominado al estudiarlo. 

Lo cierto es que no es un testamento en el sentido histórico del término, por todos los argumentos explicados hasta aquí, por tanto se trata de una metáfora de gran alcance heurístico, dada la polisemia de significados que irradia. El sentido confesional es el que funciona con más coherencia y el que se adapta contextualmente a las ideas del texto. El de la mejor explicación de su estrategia política es absoluto, pues el Manifiesto de Montecristi lo hace con mayor certeza, si tomamos como centro el sentido aludido. 

Finalmente la carta inconclusa a Manuel Mercado debe asumirse como una confesión alumbradora de su pensamiento político y su quehacer escritural,  una obra de indudable valor intimista para todo el que pretenda acercarse al estudio de la obra de José Martí.