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lunes, 9 de septiembre de 2019

Patria en Contramaestre, fusión de amores


En la peña Patria del Club David de la Sociedad Cultural José Martí en Contramaestre, oriente de Cuba, está el tejido de la nación, la gente que trajo la Revolución del 68, del 95, la del 33, la de 1959 y aún se empeña en orientar, sembrar y salvar lo mejor de la espiritualidad.

Su conductor es un martiano confeso, amante de las raíces, las tradiciones, lo que edifica el alma de la nación; su nombre: Rigoberto Romero Tabares.

Lo que acontece allí nos hace pensar en las celebraciones del 10 de octubre, organizadas por el Partido Revolucionario Cubano. Lo mismo te encuentras entre sus participantes a una maestra venerable, que a un viejo dirigente, un militar retirado, una madre de héroes, una heroína del silencio, un cantor de corridos y rancheras, un amante del bolero, un trovador, un decimista.

Patria, fusión dulcísima de amores y esperanzas, escribiría José Martí en un momento hermoso de la historia, y tuvo razón, aún tiene vigencia, pues perdura esa visión en el Club David, que los últimos viernes de cada mes, congrega en la tarde a gente buena a honrar el alma de la nación.

Patria evoca La historia de la cuchara el tenedor, porque allí Cuba aparece en un flan, un jugo de cerezas, un batido, un buen café, un ramo de flores y muchas sonrisas, para regresar a casa, convencidos todos, de que es posible la utilidad de la virtud y el mejoramiento de los seres humanos.

sábado, 21 de abril de 2018

CARLOS ALBERTO CREMATA y LA COLMENITA EN CEMENTERIO REMANGANAGUAS INVITADOS POR SOCIEDAD CULTURAL JOSÉ MARTÍ

Insistimos como Sociedad Cultural José Martí para que llegaran a este lugar de nombre curioso (Remanganaguas). Hubo un momento que no lo creímos posible, pero de tanto insistir con la Junta Provincial y Nacional de la Sociedad Cultural, terminaron convencidos que debían llegar a este lugar sagrado de la Patria. El acontecimiento cultural se produjo este 20 de abril. En honor a la verdad, muchos factores se unieron para conseguirlo, empezando por el talento cultural de los asociados de Contramaestre, la Peña Cañón Don Pepe, el apoyo extraordinario del Partido, el Gobierno y las instituciones del entorno local, especialmente los líderes comunitarios del Barrio de Remanganaguas, Los Pasos, Xavier. Hubo un momento donde hablé nuevamente, pero como parte de la peña, dije que todo cubano que ama a la Patria con devoción debe poner su oído en tierra para escuchar al Corazón de Cuba allí. Sólo lo pueden sentir los buenos cubanos. Más de 500 personas, fundamentalmente niños, se dieron cita en el encuentro liderado por la Sociedad Cultural José Martí en Contramaestre. 45 niños recibieron a la Colmenita con rosas rojas, la llevaron de la mano hasta el Obelisco; luego figuras destacadas de Remanganaguas llevaron la ofrenda que Carlos Alberto Cremata develó para nuestro Martí; luego me correspondió decir las palabras centrales sobre los valores históricos del Cementerio Remanganaguas; a continuación, bajo un algarrobo ocurrió la Peña Cañón Don Pepe por treinta minutos. La Colmenita y la Colmenita TV pudieron disfrutar de las interpretaciones del talento de la Sociedad Cultural compartido allí. Después vino la foto colectiva con la gente de todo el barrio. El cierre fue bien cubano, una mesa de frutas tropicales, maíz hervido, agua de coco, café carretero, en fin delicias que sólo pueden encontrarse en los campos de tierra adentro. MÁS INFORMACIÓN SOBRE ESTA NOTICIA AQUÍ: Tin Cremata en Remanganaguas sin importar el polvo del camino

lunes, 12 de octubre de 2015

Mi nueva casa es José Martí en Remanganaguas

Por Arnoldo Fernández Verdecia.
 
Cada semana llega hasta el cementerio Remanganaguas, allí está su papá, dos hermanos y una sobrina; no ha resistido el espíritu de soledad dejado por el viejo al marcharse. Toma un camión en Contramaestre y por casi media hora va hacia él, conversan bajo una sombra de algarrobo y cree tener un destino, cuando sabe que su matrimonio es tan incierto como su vida misma. Regresa cerca del mediodía, atrás, polvo, pastizales secos y un río que no corre;  pero al menos existe un José Martí, tan real y vivo en el corazón de la gente que cada día de los padres, -igual hace ella-, van hasta su obelisco y ponen un ramo de flores para él en actitud solemne, donde reconocen la paternidad martiana en eso que se llama Cuba, mejor dicho: PATRIA. Ella sabe que descansara muy pronto junto a los suyos, por eso piensa en la Bandera de la estrella solitaria que ondea al compás de los clarines del viento; y en el concierto ofrecido por un sinsonte cada mañana a la ciudad dormida. Sabe que es cuestión de minutos, quizás horas, pero tendrá que ir hacia su Remanganaguas de la soledad, acostar el cuerpo allí e imaginar que su amor anónimo vendrá cada semana a traerle flores blancas y a conversar. Nubarrones negros anuncian la cercanía del momento luctuoso, pero tiene la esperanza de ver a Dios y pedirle más días para vivir el amor negado por un matrimonio de años, que la encastilló en rutinas y prejuicios.   El camión llega, entonces vuelve a lo real; la costura en su vientre recuerda que el fenómeno puede estar ahí, vivo, amenazante, sabe a ciencia cierta las dos  opciones.  Caminar hacia el poniente es la verdad, tiene la seguridad de que más allá de la vida, él irá a Remanganaguas cada semana a ponerle flores blancas, conversar y hacer el amor, como mismo lo hacían en la vida real.