Parecía
una noche más en un pueblo del oriente de Cuba, pero no, un sitial
bellamente cuidado tenía su busto de José Martí, acompañado de flores
blancas, señal de veneración, respeto. Alto fluir de abejas humanas,
allá, acá.
Era un barrio con nombre de la Antilla mayor, allí su gente congregada en el parquecito martiano.
Sorprendía ver el entusiasmo; más de cien personas bajo la noche del 13 de agosto.
Una
poetisa de pueblo llamada Martha Cardozo salió de la muchedumbre,
acompañada por Idalmis Castellanos y otra señora de nombre Milagros.
Declamaron un bellísimo poema. El aplauso fue espontáneo.
Luego
llegó el Danzón en una pareja de niños y las emociones se desbordaron.
Otros pequeños cantaron, bailaron. Trovadores populares como Efrén
Ortega, Potaje y Pachango arrancaron nutridos aplausos. Se habló de la
presencia de Fidel Castro en Contramaestre, de hechos inéditos,
necesarios.
La noche ya tenía nombre: “La Rosa Blanca de la Cuba”, un nuevo espacio de la Sociedad Cultural José Martí,
que el día 13 de cada mes, a las 7 pm, no será una noche más. Allí
vivirá el Apóstol en las familias, que tienen muy claro, que el futuro
es posible si se enseña la identidad local, los valores, la historia y
la cultura con un enfoque inclusivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario