martes, 28 de enero de 2020

José Martí, un joven ejemplar


Por Arnoldo Fernández Verdecia.
El matrimonio de una canaria y un valenciano se legalizó en La Habana el 7 de febrero de 1852. Él viene de hacer carrera en el Ejército de su país. Ya en Cuba se destaca en la derrota y captura del venezolano Narciso López; ella, hija de una familia que gana el sustento en Santa Cruz de Tenerife, gracias a lo militar también, pues su padre era teniente músico de Artillería, sus nombres: Mariano de los Santos Martí y Navarro y Leonor Antonia de la Concepción Micaela Pérez y Cabrera.

La boda se efectuó en la iglesia Parroquial de Monserrate y fueron a vivir a una casa de dos plantas en la calle de Paula No.41. Allí nació su primer hijo, el viernes 28 de enero de 1853. El 21 de febrero de ese mismo año lo bautizaron en la iglesia del Santo Ángel Custodio y lo registran con el nombre: José Julián Martí Pérez.

En la casa no. 41 de la calle de Paula, apenas vivió tres años, la familia decidió mudarse para la calle Merced 40, también en La Habana de intramuros; más tarde se trasladó a la casa marcada con el número 56 de Ángeles, esta vez en extramuros.

Los primeros cinco años de la vida de José Martí no acontecieron en un hogar fijo, incluso en 1857 la familia viajó a España y permaneció allí hasta 1859. Martí aprendió a leer y a escribir en la tierra de su padre Mariano.

Con seis años inició los estudios en el Colegio San Anacleto en 1860 y conoció al que sería su primer maestro, Rafael Sixto Casado. Allí construyó una relación de amistad con Fermín Valdés Domínguez que duró hasta su muerte.

En 1864 terminó la educación primaria y tuvo el altísimo honor de ser condecorado con la medalla por la aplicación y buena conducta durante sus 4 años en San Anacleto.

A los 13 años matriculó en la Escuela Municipal de Varones, donde conoció al maestro Rafael María de Mendive que lo acogió como hijo y lo orientó en la instrucción y la educación; ello lo marcaría definitivamente en sus caminos por la vida. En la biblioteca de su maestro leyó la mejor literatura del momento y se hizo un humanista enciclopédico convencido.

Apenas un mes estuvo en aquella escuela, pues se presentó al examen de admisión para los estudios generales de segunda enseñanza y aprobó con una calificación brillante. Mendive costeó sus estudios allí, donde le correspondió el Expediente No. 139.

Unos meses después, matriculó el bachillerato y llevó al mismo tiempo las dos enseñanzas, que venció con altísimas calificaciones. Por el altísimo costo de la vida, en sus horas libres trabajó en un comercio llevando el libro de cuentas. Martí vive todo ese tiempo en la casa de su maestro en Prado No. 88. Todos los domingos se iba a la casa de sus padres en Marianao. El lunes regresaba temprano en la mañana.

Con 16 años incursionó en el periodismo en los diarios El Diablo Cojuelo y Patria Libre. Las ideas por la libertad de Cuba tienen a los isleños en una confrontación ideológica tremenda. Los primeros textos publicados por Martí, son una denuncia del vasallaje colonial, del despotismo sufrido por los cubanos y en ellos tomó partido por los seguidores de Carlos Manuel de Céspedes.

El día de su cumpleaños 16, su maestro y perceptor Mendive es detenido por conspirar contra España. Martí lo visitó frecuentemente en su celda en el Castillo del Príncipe. Apenas unos días después, embravecido, publicó en el Siboney, su soneto, 10 de Octubre.

El debate apasionado entre los alumnos sobre las ideas de Mendive, llegó a cumbres elevadas. Uno de ellos se alistó en el Ejército español como cadete. Fermín y Martí lo llaman apóstata en una carta que cae en manos de las autoridades y son declarados “enemigos de España”.

Recién cumplidos los 17, fue condenado a seis años de presidio por sus ideas independentistas. No pidió clemencia, al contrario, cargó con toda la culpa para evitar que su mejor amigo tuviera un larga condena en prisión.

Los 17 primeros años de la vida de José Martí fueron decisivos en su formación; gracias a ellos se convirtió, años después, en el Apóstol de las libertades de Cuba, el Maestro, el político fecundo, el visionario, el antimperialista sagaz, el periodista lúcido, el poeta modernista, el hombre que inspiró a una muchacha de 22 años a decirle en carta: “Usted es el hombre más cerca de la perfección que existe”.

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