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La estrella que ilumina y mata, debe dar una estocada filosa a la araña del burocratismo... |
¨La crítica es
siempre difícil y sólo una vez noble: cuando señala defectos pequeños de un
carácter que vale más que sus defectos, cuando… censura las ideas esenciales
con alteza de miras e imparcialidad y serenidad de juicio". José
Martí
Hacer una interpretación de la sociedad cubana actual desde la percepción del pensamiento martiano, entraña un reto tremendo, toda vez que se trata de un proyecto social inédito y perfectible. Cuando esta visión se hace desde una posición revolucionaria en el verdadero sentido de lo que implica una revolución que se construye y reconstruye todos los días y donde no se aspira a trazar pautas, sino la reflexión crítica de nuestras realidades, reconociendo el camino recorrido, pero despojado del triunfalismo estéril y del dogmatismo paralizante, entonces el reto crece.
Hacer una interpretación de la sociedad cubana actual desde la percepción del pensamiento martiano, entraña un reto tremendo, toda vez que se trata de un proyecto social inédito y perfectible. Cuando esta visión se hace desde una posición revolucionaria en el verdadero sentido de lo que implica una revolución que se construye y reconstruye todos los días y donde no se aspira a trazar pautas, sino la reflexión crítica de nuestras realidades, reconociendo el camino recorrido, pero despojado del triunfalismo estéril y del dogmatismo paralizante, entonces el reto crece.
El compromiso es
mayor si se trata de un martiano convencido, que no sugiere en modo alguno una
ruptura con nuestro proyecto social, sino que pretende perfeccionar el mismo
desde la realidad, que a algunos le puede resultar cruda, pero que es la
nuestra, a la que no se debe temer y mucho menos ocultar si se desea
sinceramente progresar en la obra común que es responsabilidad de todos.
Los lineamientos
económicos y sociales del Partido Comunista de Cuba constituyen un programa,
sin embargo, el mismo se alcanzará si al menos la mayoría nos empeñamos en
hacer en cada momento lo que corresponde, situando en un primer plano el bien
común, vencer los temores naturales a lo desconocido, buscar la eficiencia y
sobre todo, una cultura de productores y de servicios dignos, con respeto hacia
los que los recibirán.
La estrella que
ilumina y mata, debe dar una estocada filosa a la araña del burocratismo,
debe caer sobre estibas de informes deformes y triunfalistas, que pueden
mediatizar los hermosos proyectos de un modelo justiciero. Algunos de los
nuevos quijotes, no gustan de montar en Rocinante y prefieren los carros de
marcas vistosos.
La revolución
cubana es un proceso dialéctico complejo y no la improvisación de “aldeanos
vanidosos”. No se trata en modo alguno de hacer un coro de consignas que
conservan validez como directrices, pero no bastan para mover los brazos
caídos, o los perezosos que encuentran en una informalidad improductiva el modo
de redistribuir lo que no le corresponde, en la búsqueda de vías alternativas.
Aceptar que los
trabajadores por cuenta propia aportan al sistema tributario y prestan un
servicio necesario a la sociedad, es una realidad; no demos temerle al mercado
como formula universal de redistribución de los productos necesarios y los
servicios.
Abrir espacios a la
inversión del capital extranjero, sin perder la independencia, soberanía y
autodeterminación, no sólo es posible, sino imprescindible para solucionar
nuestras carencias financieras, para crear la infraestructura necesaria que
ayude al mantenimiento de carreteras y vías férreas. La introducción de
tecnologías avanzadas es sólo el primer paso para la sostenibilidad y el
progreso económico y social.
La corrupción es
real, pequeña si se compara con otras sociedades, más nosotros debemos
compararnos con nosotros mismos, si queremos extirpar de raíz un mal que se
expande por el mundo. Actuar sobre las
causas y no sobre las consecuencias es un modo martiano de asumir la realidad,
de una manera creadora.
El pensamiento
martiano sigue siendo la tabla de salvación del proyecto social cubano de hoy y
de siempre.
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